Mientras que escuchamos historias de cómo a los 30 ya tenían casa, coche, pareja, cuenta de ahorros para la jubilación y un bebé en camino, hoy en día, quienes nacimos entre 1981 y 1996 nos hemos tenido que replantear nuestras metas y ser un poco más realistas, quiero decir, ¿quién puede ahorrar para la jubilación cuando la mitad de tu sueldo se lo lleva la renta mensual del piso? Ni hablar de tener vivienda propia.
Muchos expertos financieros coinciden en que la clave para ahorrar dinero es dividir los ingresos en 3 secciones: el 50% debería ir dirigido a las necesidades básicas, es decir: vivienda, comida, transporte y salud. De la mitad restante, el 30% puede estar dirigido al ocio, dejándote con un 20% para ahorrar. Suena sencillo, aunque requiere de bastante disciplina y estrategias efectivas para respetar ese porcentaje de ahorro o, de ser posible, aumentarlo. Siguiendo estos consejos, no solo podrás ahorrar, sino que también te sobrarán unos cuantos centavos al llegar a fin de mes.
1. Lleva un registro de tus gastos durante un mes
Tómate un mes de prueba para estudiar y analizar cómo gastas tu dinero para saber qué gastos puedes recortar, o qué necesita más atención. Una buena opción es utilizar la aplicación móvil de tu banco y anotar todos y cada uno de los gastos durante ese mes. Verás con mejor perspectiva esa innecesaria cantidad de dinero gastado en pedidos por Glovo, o recordarás ese día que saliste a dar una vuelta para tomar aire y volviste a casa con tres nuevas plantas y tu nuevo pez mascota. Conocer en qué gastas tu dinero es clave para determinar cuáles estrategias de ahorro utilizar.
2. Entiéndelo: ganar más dinero no significa gastar más dinero
¿Recuerdas la época de tu primer empleo a tiempo completo? Quizá fueron unas prácticas universitarias, o un trabajo en la panadería de la cuadra. El punto es que, con un salario relativamente decente, te las ingeniabas para sobrevivir. Evidentemente, actualmente te encuentras en otro punto de tu vida donde cenar fideos de microondas todas las noches sea una opción atractiva o viable, pero hay gastos que, siendo honestos, pueden evitarse. Por ejemplo, en lugar de gastarte toda la pasta en marcas de diseñador, puedes hacer una visita a los mercadillos itinerantes de ropa donde encontrarás piezas realmente únicas para tu armario.
3. Aprende a decir que no
Los eventos sociales, irse de tapas tres veces por semana con los amigos, entre otras salidas inesperadas, pueden implicar muchos más gastos de los que aparentan. A medida que pasa el mes, estos “microgastos” van formando una bola de nieve que se refleja de forma contundente en el balance de tu cuenta. Verás los beneficios económicos si te atreves a decir que no de vez en cuando. Esto no quiere decir que debas convertirte en un ermitaño, sino escoger tus salidas sociales más sabiamente. ¿Otra solución? Invita a tus amigos a casa, así no quedarás excluido y los gastos se reducirán tanto para ti como para ellos.